Verticales UEC: «VICTORINO» – DO. TORO de Eguren, Viñedos y Bodegas SIERRA CANTABRIA
Cata dirigida por Marcos Eguren de Viñedos y Bodegas SIERRA CANTABRIA. Madrid, 9 de febrero de 2017.

Cata memorable que ha superado la expectación soportada por los catadores asiduos de la UEC-Unión Española de Catadores.
Como siempre, Marcos aporta un cuadernillo de cata específico con la ficha técnica de cada vino y de las inclemencias climáticas de cada ciclo vegetativo.
Marcos nos sorprendió, esperábamos el simbolista trazo vertical y nos llevó a una cata de cruz latina.
Desnudó a todos sus VICTORINO, desde su primera ópera prima de viñedos singulares de Toro, la añada 2007 del proyecto Teso la Monja, hasta la añada 2014, la actual y última en el mercado.

Comenzamos por el VICTORINO 2014, de joven a mayor, con «cata a la europea», dice Marcos. Al llegar a la añada 2012 hicimos la cruceta mencionada, una horizontal de la bodega Teso la Monja.
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Catamos el expresivo ALMIREZ 2012 que marca el carácter primario, luego el VICTORINO 2012 con mucho cuerpo y vigor, más registros especiados, frescor y finura que Almirez, algo glicérico y suavidad tánica, muy redondeado. Por último el…
ALABASTER 2012, todo sensación de equilibrio con amplitud de boca y reconfortante, tiene estructura de registros altos, con intensidad, pero todo sutilidad y envoltura, el frescor incisivo agiliza la untuosidad con un tanino sedoso y amable, la fruta negra y roja muy de monte y envolvente con recuerdo terroso, muy largo, también de postgusto. Aporta sensación de plenitud, un gran vino.
Hace honor a su producción mínima de 4.000 botellas de 12 Ha o la suma de tres viñas con cepas centenarias, selección manual en bodega de grano a grano y doble barrica nueva que pasa desapercibida. Un vino grande de una añada difícil..
Bodega Teso la Monja, viñedos escogidos en la segunda remesa, una vez liquidada Numanthia, ya esperaba la selección de viñedos con el subsuelo apropiado y la lección aprendida, del proyecto anterior, para aportar nervio y finura al mcd (mínimo común denominador), de la DO. Toro.
La notoriedad del canto rodado, subsuelo de arcilla y ligeras trazas de caliza con menor pH, eran la prioridad aprendida para domar la exaltación de la riqueza tánica, la riqueza de color por sobresalir el Manganeso, la densidad y gran vigor polifenólico, la potencia vínica y exceso de alcohol, todo como aristas, ya que se ofrecen en la zona con potencia, dan un perfil rustico que hay que someter para llegar a la deseada estructura.
Marcos dice que la quinta generación de viticultores de la familia Eguren ha asimilado de sus antepasados que el vino se hace en la viña, «sabemos mejor trabajar el viñedo que nos lleva al vino«. Por eso, cuando decidieron hacer vino en Toro, tenía que estar esa identidad, pero fusionada con el nervio y la finura, eso solo lo aporta la tierra que hemos descrito y que los graveros están destruyendo, protegidos por las instituciones y la miserable ley de explotación minera, están exterminando los mejores viñedos de Toro, haciendo socavones de varios metros de profundidad en grandes extensiones, por tanto convirtiendo en estéril la tierra por miles de años. El imperio de la fiebre del ladrillo sin regulación intencionada.
¿Esto ocurriría en Francia?. Recuerdo otra denuncia, en este mismo escenario, de Juan Carlos López de Lacalle cuando le expropiaron parte de su pequeña y mejor viña por el empeño de hacerle pasar una autovía, es que ni siquiera se atiende o se analiza un recurso con un patrimonio singular que debe ser intrínseco a nuestra identidad. Pero en este país seguimos esta senda por que los desdichados, que somos más, no nos hemos quitado nunca ese yugo medieval, la inercia.
Viticultura y elaboración
«Nunca enmascaramos el vino, el vino ha de reflejar sus virtudes y defectos, nunca entorpecer la vía directa que conduce a su identidad». Los Victorino provienen de 35 Ha de una selección de viñedo viejo de 45 a más de 100 años, lo alimentan selectivamente con materia orgánica, no utilizan herbicida ni sistémicos, realizan la poda corta en vaso en luna menguante para garantizar una brotación más tardía, un sarmiento menos vigoroso y rectilíneo, etc.
En el campo se hace vendimia selectiva y manual, también en bodega. Se despalilla todo y se conduce al estrujado suave, pisado tradicional en fermentación y algún ligero remontado.
Macera durante unos 21 días, hace la maloláctica en barrica nueva de roble francés, se trasiega a otra barrica nueva para los 18 meses de crianza, pero cada cuatro meses se va cambiando de barrica para control sanitario, selección y evitar reducciones. La madera de todas las barricas se moldea a fuego no intenso, tostado lento durante más de cien minutos, el objeto es proteger los aromas primarios, polimeralizan mejor el proceso encimático.
Los vinos
El ALABASTER y VICTORINO 2008 son vinos muy grandes, eternos, de lo que se podía tener una botella en la despensa y gozar de la esperanza.
El perfil de los VICTORINO. Son vinos potentes, riqueza tánica incisiva, pero amable y madura, con sensación dulce en varias añadas, que desprende aromas primarios, también de fermentación (pocos vinos ofrecen esta patina colorista o nota), de notoria complejidad de crianza, riqueza de especiados (anisados y mentolados por delante), de hierbas aromáticas, hojarasca y hongos, al terruño y subsuelo. Donde sus viejas y profundas raíces transportan la savia muy filtrada mineralmente, escasa y con poquísimo alimento orgánico, es decir, eso que llamábamos la finura y sensación de frescor que ofrece una tierra con bajo pH en unos casos, y buena acidez con mineralidad que traslada sensación fluida a la untuosidad (mayor o menor según añada), a expresar con más facilidad y nitidez los aromas, la longevidad, etc., claro, también con la ayuda de su protectora parte alcohólica.

VICTORINO 2014: Expresivo en nariz, en primer plano a fruta roja y mentolados, notorio tanino que en principio se manifiesta algo secante, pero es dulce y maduro, la buena acidez la vuelve a refrescar y ayuda a resaltar esa marca frutal donde llama la atención la grosella, la parte mentolada, algo cítrica, hierbas aromáticas y ligero dulzor, recuerdan al cardamomo. Vino placentero y ya seductor, para guardar.
VICTORINO 2013: Expresa la añada fría, pero bien concluida, de madurez tiesa. Enseña más la guinda y cereza, menos mentolados y menor intensidad, en boca el tanino es más incisivo y directo, pero en el sentido envolvente, más fluido, fino y fresco con su habitual buen cuerpo. Un Toro que hay que entender, algo british.
VICTORINO 2012 ya citado. Gran trabajo, corresponde al año del sofoco térmico y escaso de lluvia durante 6 meses, recordar que es una zona de bajísimo nivel hídrico.
VICTORINO 2011: Llama la atención sus notas ligeramente lácticas en una añada también fresca, pero también la fruta madura, casi compotada, con ligeros anises y más complejidad aromática, buen equilibrio en boca con un tanino dulce. Tiene corte ribereño y ha gustado mucho en la cata, a pesar de estar penalizado por venir del ALABASTER. Me gustó más el corte de la añada 2013, todo recogido pero con orden y mandando quien lo tiene que hacer, su tanicidad sabia y laboriosamente trabajada, pero marcando. Tiene finura, tánicamente dócil y buen esqueleto de acidez.
VICTORINO 2010: De aromas menos intensos, sutiles, hasta floral, expresa la manta de monte seco, es más fino aromáticamente, tiene una boca más fresca, fluida y ligera. Nos dice Marcos que tomemos nota y hagamos otra cata en 20 años para ver si ha llegado vigoroso. Tiene caudal estrecho, pero hemos dicho que fluido, cuidado, nada de caerse o detenerse en el paso de boca. Como soy arriesgado le doy un aire de Sierra Cantabria.
VICTORINO 2009: Dice Marcos que fue la añada del miedo. Ver gráfico climático. Llegó la maduración aromática antes que la fenólica, miedo al exceso alcohólico, el grano de uva fue pequeño y la piel marcó personalidad y muchos matices en la maceración. Sorprendente la fruta roja intensa, hierbas aromáticas destacando el hinojo, excelente trabajo para someter al tanino y darle perfil acariciante, llega a manifestarse untuoso, el tiempo y el buen trabajo le alarga en boca, el alcohol muy bien integrado es más protagonista en mantener el esqueleto, ante la acidez, el ligero retrogusto algo amargo da mucho juego. Otro gran trabajo.
VICTORINO 2008: Grande, gran equilibrio aromático, con intensidad de registros y buena envoltura, cromatismo de fruta y especiados de plantas de bosque, en boca no se antepone la fruta roja de bosque a la negra, complejidad aromática con plenitud, tanino dulce y envolvente, con frescor, con fluidez equilibrada que no tapa su carácter untuoso, sin sensación de aristas, todo muy buen arropado en amplio caudal de corriente precisa, pero sin prisa, esto es estructura de un vino. Ayuda a disfrutar con boca de plenitud, cuando se marcha deja sensación bienestar, de algo grande, con su recuerdo frutal, mineral, frescor…Muy longevo
VICTORINO 2007: El primero de esta dinastía en salir al consumo y gozo. De añada fría y tardía, con presencia de mildiu, laborioso trabajo de selección de uva eliminando mucho en bodega. Diez años después mantiene el perfil de la finura y la complejidad aromática, su tanino es notorio, marca de Toro, pero muy integrado, en el símil geométrico, si a la añada 2008 se le atribuye una esfera o círculo, este es un polígono, lógicamente con aristas, tanicidad, alta acidez, ligera astringencia, más medicinal, etc., pero de un vino serio que marca sabiduría y enorme trabajo de viticultura, y el dibujo de lo que pretende su nombre acuñado, como su grabado y marca.
Vinos Vitorinos, con encaste, fiereza y nervio, ninguno pesado, ni manso o plomizo, todos transmiten, magistralmente guiados con torería hasta el premio de la faena por un sabio lidiador.