Logistica del Concurso BACCHUS 20107
Enfocado en cómo se lleva a cabo el control de un vino para ser catado y puntuado a ciegas. Desde que se vuelca en el programa informático sus referencias, hasta que los sumilleres se deshacen de la botella una vez puntuada.
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Un homenaje a los trabajadores profesionales que soportan este concurso en la sombra.
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El nacimiento
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El ordenador, a través del «Programa de Gestión de Concursos de Vinos», crea el ADN del seguimiento de una botella, es un código de letras y de números que identifica un producto, ese producto es una botella de vino con su marca y características de bodega, quedarán vinculados.
Pero ese código también asigna, aleatoriamente, un número natural. «El NÚMERO» será el cuerpo que se ve, el único nombre visual de una botella hasta su vaciado.

«El NÚMERO» sale a través de una impresora y se convierte en la pegatina «2194», su alma queda en el ordenador.
Octavio es un joven que trabaja en la «Sala de Control» del concurso, se encargará de poner la pegatina con el número «2194» a una funda negra, opaca, que cubrirá una botella. Su única etiqueta visual.
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En la «Sala de Logística Operativa» se encuentran almacenados los vinos identificados a catar en el día.
Reciben de la «Sala de Control» las hojas de los vinos a catar por cada sesión y número de mesa o Jurado. Los vinos se sacan de sus cajas y se ponen en la mesa central, dos botellas de cada marca, una se sacará a la cata y la otra se reserva por si el «Jefe de Mesa de Cata» solicita otra botella, la contramuestra.


de gran apoyo al experto y veterano Francisco Garrido.
Es entonces cuando llegan las fundas etiquetadas en la «Sala de Control» y también sus pegatinas numéricas. Entre ellas se encuentra la funda con la etiqueta «2194».
Se coge la segunda pegatina «2194» y se pega en la botella asociada. El responsable de esta «Sala de Logística Operativa» comprueba la identificación correcta y autoriza a enfundar las botellas coincidentes con sus fundas.
Un trabajador de este equipo será el que entregue las botellas enfundadas a los Sumilleres que sirven los vinos.
Se ordenan en un pasillo y acompañados de la Jefa de Sala pasan por el «Control de Salida» a Sala de Cata. Está cubierto por Triana Frías, lo realiza en una larga mesa y la facilitan una copia de las mismas “Hojas de Cata” con el nombre del vino y su número.

El Sumiller enseña la funda con el número «2194», luego eleva la botella hasta que aparezca la etiqueta con el número «2194», también memoriza la marca de Bodega, lo comprueba en su hoja y si es correcto hace una señal.
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Así con todos los Sumilleres que esperarán en la antesala del Servicio hasta que la Jefa de Sala de la orden de salida.

Cuando los vinos han sido catados y puntuados en todas las Mesas, puede que su Jefe de Jurado solicite otra botella, se llama contramuestra, es la del número «2194».
El Sumiller levanta la mano y se acercará la Jefa de Sala para escuchar la petición argumentada, «tiene corcho», será ella la que acompañará al Sumiller a la «Sala de Logística Operativa», y la segunda muestra se marcará como doble salida de este lugar y doble salida identificativa en el «Control de Salida» a Sala de Catas, hasta que finalice la puntuación.

Será entonces cuando la Jefa de Sala de orden a todos los Sumilleres para que abandonen ordenadamente la Sala de Catas, otra vez pasarán por el control que lleva Triana Frías, ahora se llama «control de entrada»; se repite la operación anterior y se marca su casilla, es cuando la botella se desnuda y su funda se deposita en un cajón.
Las botellas semivacías se depositan en cajas durante un tiempo y luego se vacían en un contenedor de líquidos, los cascos en el contenedor de reciclado de vidrio.
La Jefa de Sala advierte en la «Sala de Control» que el número de Sesión de Cata ha terminado.
Uno de los responsables de la «Sala de Control» recoge de los Jefes de Mesa las Hojas puntuadas, a continuación se mete la puntuación en el ordenador. Como la operativa de la siguiente sesión ya lo tenían realizado, continúa la rueda y se cumplen los tiempos que marca el Director de BACCHUS 2017.

Los Sumilleres esperan ordenadamente en el pasillo hasta el siguiente servicio, alguno de ellos es requerido en la «Sala de Logística Operativa».
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Esta operativa requiere un rigor, orden metódico y tempos constante, se hace muy duro, un juego interesante de capacidad y calidad del trabajo que exige un esfuerzo muy considerable a todos los que forman parte de este engranaje, el objetivo lo saben, forman parte del éxito del concurso BACCHUS 2017.

Los certámenes de premios y puntuación BACCHUS son una referencia de primer orden en el sector, muy significativa en el exterior. Opino que debería catalogarse oficialmente como «Marca España».
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Los expertos Catadores lo saben, también los internacionales, la mayoría concurren en muchos certámenes y nos valoran con sobresaliente.

¡Por muchos años!.
Me siento dichoso por las puertas abiertas, aceptación y trato exquisito recibido en situaciones límite.
Tenía que contarlo, sentía inquietud si no hacía algo al respecto, siempre nos ceñimos a la Sala Principal.
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Gracias y mi felicitación a todos–
Por Florentino Ordóñez Sanchez «Vino Rancio»
